‘El teorema de Marguerite’: caídas y ascensos.

‘El teorema de Marguerite’ (Anne Novion, 2023) narra una historia tan vieja como la narrativa occidental: una caída y un ascenso. ¿Cómo se puede crear y sorprender partiendo de un esquema tan conocido?

Ella Rumpf en un fotograma de 'El teorema de Marguerite'

‘El teorema de Marguerite’ (Anne Novion, 2023) plantea la premisa clásica por excelencia: un personaje a punto de alcanzar su objetivo vital ―que goza de una posición elevada― cae de repente en el infortunio. Todo está perdido. Y el mundo ―la película― se abre con todas sus maravillosas y terribles posibilidades. 

La caída y el ascenso

Este es, quizás, el argumento más empleado en la historia de la narrativa occidental: la lucha por recuperar el estatus perdido. Pensemos, por ejemplo, en El maquinista de La General (Buster Keaton, 1926)’, donde la lucha y caída difícilmente pueden ser más literales. O en el cine de Frank Capra ―‘El secreto de vivir (1936)’ o ‘Caballero sin espada (1939)’―,  lleno de hombres increíblemente afortunados, pero hundidos enseguida en toda clase de circunstancias insalvables. Pensemos en el principe de Dinamarca, el jóven Hamlet, buscando recuperar sus derechos y demostrar el asesinato fraticida de su padre. O, si queremos remontarnos todavía más, la ‘Odisea’ de Homero nos ofrece otro ejemplo perfecto. Después de ganar la guerra de Troya ―con una participación y botín importantes―, Ulises cae en un hoyo del que tarda otros diez años en salir. 

Tal y como demuestra Homero, lo interesante en este tipo de historias no es la peripecia en sí ni las pruebas superadas, sino la constatación final (extrapolable, si así se desea, a nuestras propias vidas): por mucho que vuelvas a tu posición, siempre hay un peaje a pagar: ya no eres el mismo. El camino que te permite volver a Ítaca también te impide permanecer en Ítaca. 

Si te interesa profundizar un poco más en los distintos esquemas narrativos y sus particularidades, aquí tienes un vídeo en el que Kurt Vonnegut ―autor de ‘Matadero cinco’ o ‘Desayuno de campeones’― lo explica mucho mejor. Y si quieres profundizar todavía más, la misma lección que aparece en el vídeo, junto a otros textos con sus ideas sobre la narrativa y el mundo, aparecen en ‘Un hombre sin patria’ (2005), un ensayo de Vonnegut muy recomendable. 

‘El teorema de Marguerite’: Bildungsroman, buddy film y romcom.  

Pero volvamos a ‘El teorema de Marguerite’ (en la fecha de publicación de este texto puede disfrutarse en el cine). En el caso de la película de Anne Novion ―escrita (caso particular) por hasta seis guionistas acreditados―, la premisa es la siguiente: una brillante estudiante de matemáticas, la mejor de su promoción, está a punto de terminar su tesis doctoral, pero comete un error de cálculo fatal que desacredita todo su trabajo. 

Partiendo de aquí, la evolución del resto del relato debería ser fácilmente deducible: Marguerite tiene que trabajar desde lo más bajo ―endeudada y sin el prestigio ni las comodidades de la facultad― para volver a demostrar su inteligencia. Por el camino, el film nos propone varios temas interesantes: una crítica al sistema universitario (a los profesores que exprimen y engañan a sus doctorandos para que investiguen por ellos), pero también al escaso valor que le otorga la sociedad a los estudios superiores (la chica es incapaz de encontrar un trabajo aplicando su inteligencia académica). 

Además, aunque no llega a hacerse explícito en el argumento, Marguerite ―interpretada magníficamente por Ella Rumpf (‘Crudo’, 2016)― presenta síntomas claros del síndrome de Asperger. Su tratamiento es bastante acertado, separando el hecho de ser Asperger del conflicto principal de la película: porque sí, también se pueden hacer películas protagonizadas por personas con alguna diversidad sin que esa diversidad sea necesariamente su único conflicto y causa de sufrimiento.   

Impulsada por un macguffin de manual ―la búsqueda de una solución para un famoso problema matemático (la conjetura de Goldbach)― la película narra el ascenso de la protagonista de forma cautivadora gracias, sobre todo, a su capacidad para mezclar géneros. Logrando así destacar y encontrar nuevas formas en la estructura narrativa más empleada y, si se quiere, manida. 

Lo que al principio del segundo acto es una historia de aprendizaje (del alemán, bildungsroman), con todas sus características: el paso de la universidad al mundo laboral exige a Marguerite enfrentarse y superar a su figura materna biológica, pero también a la figura paterna suplantada por el exdirector de su tesis. Más adelante, se transmuta en una buddy film: dos personajes a priori contrarios se ven forzados a perseguir un mismo objetivo que tiene como primera consecuencia su amistad. Y fluye hasta convertirse en una romcom de ascendencia americana: con los dos amigos enamorándose y tratando de reconciliar sus diferencias para que triunfe el amor. 

Ella Rumpf junto a su compañero de estudios, amistad y amor, Julien Frison.

Todo para, finalmente, diluir sus tres formas en lo mismo que era la película en su inicio: una historia tan simple como una estudiante elaborando su tesis doctoral. 

La conjetura de Goldbach

Así, el film transita sin tambalearse ni traicionarse por el drama más profundo y la comedia más desternillante, con construcciones típicas de la screwball comedy entrelazándose con naturalidad a serias reflexiones sobre la identidad individual: ¿Somos lo que nos gusta o a lo que nos dedicamos para vivir? ¿Y si perdemos aquello que nos define, sea trabajo o una pasión personal, qué queda de nosotros? ¿Si cometemos un acto inmoral, nos convierte eso en inmorales a nosotros? ¿Tener una pareja implica renunciar a parte de nuestra individualidad? ¿Nuestros logros son realmente nuestros o no puede hacerse nada sin la ayuda de los demás? ¿Tenemos, por tanto, el control de nuestras vidas individuales? La solución a estas preguntas quizás se encuentre en la propia conjetura de Goldbach:

«Todo número par mayor que 2 puede escribirse como suma de dos números primos».

Todavía tendremos que esperar a que alguien logre resolverla.

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