Cinco trucos de formato para mejorar tu guion

¿Tu película está muy bien escrita, pero necesitas que destaque? Aquí tienes cinco formas de jugar y ser creativo con el formato (sin llegar a saltarse las reglas)

‘Barton Fink’ (1991) tenía sus propios trucos. Tal vez poco ortodoxos.

No nos engañemos: Los guiones de cine son aburridísimos. Las convenciones obligadas de formato tienen la culpa ¿Quién quiere leer cien páginas de acciones y descripciones sobrias, escritas todas en tercera persona del singular y presente? Nadie. Es casi imposible disfrutar leyendo un guion. Es un texto plano. Da igual si es una obra maestra. Incluso si la película acaba ganando trece Premios Óscar, el guion también es insoportable leído (pruébalo, están en internet). 

Pero estamos de suerte: Hay formas de jugar y ser creativo (sin llegar a saltarse las reglas) que pueden ayudarnos a evitar esto (o, al menos, atenuarlo). Si las usas bien, puedes conseguir que tu guion destaque. No nos engañemos: Alguien que gana trece Premios Óscar (en España, alguien con contactos) no necesita que su guion llame la atención. Pero nosotros sí. Aquí te propongo cinco trucos: 

 

1. Escribe acotaciones de forma creativa 

Este es el consejo más difícil de explicar. Veamos: En todas las clases de guion decentes te aconsejan NO usar acotaciones. Los buenos profesores, en cambio, te las prohíben por completo. Y tienen razón. Las acotaciones son odiosas. Molestan a los actores, interrumpen la lectura y, lo que es mucho más importante, casi siempre enmascaran diálogos pobres y escenas deficientes. Es la forma más torpe de hacer trampas. Un síntoma de enfermedad (y muchas veces es terminal). 

Las acotaciones en un guion de cine sirven, en teoría, para definir el tono de un diálogo («enfadado», «irónico», «en voz queda», «gritando»… ). Es fácil. Ya está. 

Un inciso: Los guionistas principiantes suelen usar las acotaciones para escribir dentro acciones («corriendo», «bebe de su copa», «besa a su hermana en la mejilla»). Es un error muy habitual (y del todo inadmisible). Han leído a Lorca o Mihura en el instituto y en teatro sí es normal colocar paréntesis en las líneas de acción. Están muy confusos. Por si acaso tienes dudas: No, no puedes escribir acciones en una acotación de cine. Nunca. Y puede que hayas visto acciones en acotaciones de guionistas profesionales. Sí, ocurre. Pero no seas como ellos. 

Pero volvamos atrás: Las acotaciones sirven para definir el tono de un diálogo. Aquí hay un problema casi congénito. Si tu diálogo (y tu escena, acto, película…) está bien construido, el tono debería inferirse del mismo texto. 

Es así de simple: Si necesitas una acotación para aclarar que Fulano está enfadado (porque de otra manera no se entiende), mal asunto. Puede deberse a muchos problemas distintos. Pero, en cualquier caso, es muy sospechoso. Algo anda mal. 

Por eso los buenos profesores te prohíben usar acotaciones. Pero entonces, ¿por qué existen las acotaciones? Buena pregunta. Ya te lo he dicho: Las acotaciones sirven para definir el tono de un diálogo. Y aquí podríamos entrar en un bucle interminable. 

Así son las cosas: El mundo es un lugar complicado y plagado de contradicciones. Es verdad. En algunos casos, los que menos, casi nunca, cada mil (y si estás empezando es cada un millón), es necesario indicar que Fulano está enfadado o siendo irónico a través de una acotación (porque de otra manera no se entiende). Y está bien. Y no pasa nada. Con el tiempo, tu instinto te dirá si tu acotación es honesta o estás haciendo trampas. Casi siempre es lo segundo. 

Volvamos al principio: ¿Qué quiero decir con escribir acotaciones de forma creativa? 

Hay otro problema: Incluso cuando son correctas, las acotaciones son muy tediosas: «Irónico», «enfadado», «cruel»… Son otra palabra insípida más ―y que no hace avanzar nada (porque, recuérdalo, no deberían ser acciones)― que obligas a leer al productor medio dormido en su iPad. Da igual que la acotación sea imprescindible. Su efecto es siempre el mismo: Aburren.

En cambio, si eres creativo ―y un poco inteligente y elegante (porque de nada sirve ser creativo si eres un desmañado)― en las acotaciones, puedes ayudar al lector a reengancharse a la escena y, al mismo tiempo, facilitar el trabajo de los actores. Un ejemplo. En esta escena Clara está siendo irónica. ¿Y si en lugar de escribir «irónica» en el paréntesis, escribimos lo que realmente quiere decir? Haz visible el subtexto. Si es inteligente, triunfarás.   

 

2. Crea códigos de colores 

Si tu guion tiene varias líneas temporales o distintos puntos de vista, los colores pueden ayudarte a ti y, de nuevo, facilitar el trabajo del lector. 

Esto es fácil de entender: Una imagen vale más que mil palabras. Es cierto. Si alguien lleva ropa de época en tu película, cualquier espectador (que esté mirando a la pantalla) entiende que estamos en el pasado. Si el plano general muestra la torre Eiffel, no hace falta un intertítulo de PARÍS. 

El problema es que tú eres guionista y, por mucho cine que hagas, trabajas con palabras. Tienes que describir esas imágenes. Y, seamos sinceros, es un fastidio andar repitiendo cada cinco páginas que el personaje lleva ropa victoriana o tiene la Sagrada Familia de fondo. La primera vez está bien. Genial. Muy útil. Pero si tu historia entrelaza tramas en distintos tiempos o espacios, puntos de vista o sistemas planetarios, entonces tienes un serio problema. Las repeticiones aburren. Aunque sean elementales. Cansan.

Algo tan sencillo como indicar al inicio que el rojo será 2020 (la nieta) y el azul 1920 (la abuela) puede ahorrarte mil palabras en tu guion. Cuando el lector llegue a la escena azul, ya sabe que la gente viste con flecos y perlas. Y tú no tienes que volver a repetirlo. 

Y si crees que esto es una excentricidad, una idea hortera y poco profesional, no me hagas caso a mí. Aquí tienes un ejemplo de ‘Little Women’ (2019), escrita por Greta Gerwig y nominada a seis Óscar. 

Nota en la tercera página del guion de ‘Little Women’ (2019). (Si vas a hacer esto, avisa como es debido.)

 

3. Utiliza negrita, cursiva y subrayado para hacer destacar una línea

Ahora que has cambiado el color del texto (siguiendo a la maravillosa Greta), no te costará empezar a usar la negrita, cursiva y subrayados. ¿Sabes una cosa? Es gratis. En la copistería te cobran lo mismo. Y es una forma de generar texturas en un texto ―recuérdalo― plano por naturaleza. 

En particular, recomiendo usar negrita en el ENCABEZADO. No es una fijación personal. Ayuda a identificar el inicio de las secuencias. Es así de simple. A ti tal vez no te importa. Pero los ayudantes de dirección te lo agradecerán, los eléctricos te lo agradecerán, incluso los actores ―poco propensos a agradecer nada― te lo agradecerán. La negrita en el encabezado, tan rápida de aplicar, facilita el trabajo de cualquier persona ajetreada que consulte el guion.

¿Quieres otro consejo? Ponle las cosas fáciles a la gente. No eres David Foster Wallace todavía.  

También puede serte útil la negrita en los momentos dramáticos clave: Los puntos de giro, las frases que cambian la dirección de una discusión, las escopetas en la pared. De nuevo, eres guionista y trabajas con palabras, pero tu texto final se compone de imágenes. Esto es muy difícil de asumir. Y conlleva diversas contradicciones. 

Eres el guionista y, por tanto, no puedes (o no deberías) indicar en tu guion que una línea de acción en concreto es un plano detalle o un travelling in. Por muy convencido que estés. Por muy importante que sea eso para la historia. Da igual que el guion sea incompresible sin ese plano detalle. No puedes. Olvídalo. Existe un ancestral pacto tácito del que nadie habla.

Y créeme: Si lo haces, si escribes las palabras «plano detalle», el director se sentirá tan intimidado que rodará lo contrario. Sin pensarlo. Solo para demostrar su autoridad. Sí, son así de predecibles. Además, el productor te llamará la atención. Y todo el mundo creerá que eres un cretino prepotente. Eres el guionista y, por tanto, la persona que más entiende la historia. Pero eso no le importa a nadie. Estamos en la industria de la imagen y tú trabajas con palabras. Aquí manda el del talonario y el que sale en todas las fotos. 

Pero no te deprimas. Hay una cosa que sí puedes hacer. Subraya esa línea de acción. Pon esa frase tan importante en negrita. Incluso en MAYÚSCULAS. Instala en la mente del lector (el director) la idea de que esa acción es más importante que el resto. Conviértete en un maestro de los mensajes subliminales. Si lo haces bien, él creerá que el plano detalle ha sido idea suya y lo rodará tal cual lo querías. Tienes que ser inteligente. Esa es la conclusión final. 

 

4. Cambia la FUENTE para hacer destacar una línea de acción   

¿Me sigues? Esto es todavía más sencillo. Estás obligado a emplear Courier en el cuerpo del guion. Está bien. Pero nada te impide cambiar una frase en concreto de fuente. Los intertítulos, por ejemplo, son de lo más aburrido. Algo tan rápido como editar la fuente y ponerlos en BAYON o CANDAL, puede hacer que tu guion sea distinto. Mucho más fácil de leer y atractivo. En quince segundos puedes demostrar que eres un tipo con estilo y particular.  

Piensa fuera de la caja, eso dicen. Es tan sencillo como cambiar el tamaño de la misma Courier para que una idea formal clave se entienda a la perfección. Si no me crees, fíjate en esta página de ‘500 Days of Summer’. Un guion muy interesante en muchas cosas de formato, por cierto. 

Primera página del guion de ‘(500) Days of Summer’, escrito por Scott Neustadter y Michael H. Weber.

 

5. Usa la página como Sarah Kane 

En teoría, si leemos todos los manuales clásicos de escritura, una página de guion equivale a un minuto de película. Un guion de 90 páginas debería durar una hora y media en montaje. Cuesta un poco creerlo (somos escépticos y nos suena a cliché), pero es cierto. Casi siempre se cumple. 

¿Pero qué pasa si quieres que un momento dramático (una escena, una acción, un sonido) dure mucho más tiempo del que ocupa en la página? 

Imaginemos esto: Mario y María están subiendo seis pisos de escaleras. A ti, guionista, te interesa alargar esa acción y estar cinco minutos con ellos en silencio, piso a piso. Antes, has establecido que esta es su última oportunidad para consumar su amor o separarse para siempre. Cuando lleguen arriba, el temporizador llegará a cero. (Esto no es invención mía del todo, ocurre al final de ‘Antes del atardecer’). 

Ahora bien, la acción «Mario y María suben las escaleras, uno al lado del otro, en silencio» ocupa una línea, no cinco páginas. ¿Cómo indicarle al lector la importancia (y tensión) que tiene para la historia el paso del tiempo (esos cinco minutos finales)? 

Utiliza la página como un lienzo. Sigue el ejemplo de la dramaturga Sarah Kane. Así escribió las últimas tres páginas de su último texto teatral (que emplea este juego formal todo el rato), ‘4.48 Psychosis’, una obra sobre la desesperación y el suicidio. Si tienes buenos motivos, ¿por qué no atreverse a copiarlo en tu guion?

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