“Esto luego se arregla en postpro”: guía básica para hacer milagros en montaje (y no morir en el intento).
Siempre se dice que lo que se pueda hacer durante el rodaje es mucho mejor que crearlo, corregirlo o mejorarlo luego en la sala de montaje. Pero las circunstancias del rodaje, los imprevistos, las prisas siempre presentes o el poco presupuesto que se pueda tener en la producción provocan siempre que el montador del producto final tenga que apañárselas para intentar solucionar problemas que se podrían haber solventado en cámara. Aunque, irónicamente, suele resultar mucho más caro hacer las cosas a posteriori en la mayoría de casos, teniendo que recurrir a efectos digitales.
Esto no solo lo podemos llevar al terreno de la ficción, también está presente en todo tipo de producciones audiovisuales. Incluso en un vídeo de YouTube o para redes sociales.
En mi breve experiencia montando desde videoclips a cortometrajes, cursos online o spots, me he tenido que enfrentar a todo tipo de problemas que de una forma u otra siempre se acaban solucionando, o buscando una alternativa en caso de no ser posible por su gravedad. Es por lo que me gustaría compartir hoy con vosotros cómo me he enfrentado a estos obstáculos y las soluciones que quizás os puedan ayudar si, en un futuro, tenéis que hacer frente a algo parecido; o incluso, si, por mera curiosidad, os interesa cómo se hacen los milagros en postproducción.
Intentaré poner ejemplos entendibles para la mayoría y aptos para todos los públicos; también para los que no estéis muy familiarizados con los programas de edición de vídeo.
Vídeos en vertical
Da igual que se insista, las historias de Instagram y los teléfonos móviles han hecho mucho daño a los formatos de grabación. Si el vídeo que vamos a montar no está pensado exclusivamente para publicarse en alguna red social, donde pueda encajar mejor un ratio vertical, generalmente grabamos y montamos en horizontal.
Os preguntaréis, entonces, qué se puede hacer cuando se nos presenta material en el formato inadecuado. Dependiendo del formato al que nos enfrentemos no va a ser posible salvar esta situación, mientras que en otros tenemos diversas alternativas, que aunque no queden muy bien, las vemos en muchas ocasiones en la televisión, por ejemplo, y el espectador está acostumbrado a ello, por lo que no llamará mucho la atención.
La más usada actualmente es duplicar el vídeo y ponerlo por debajo del que se vaya a ver (en vertical) con un efecto de “desenfoque gaussiano”, con esta técnica podremos ampliar el tamaño del vídeo hasta que cubra toda la pantalla y haga la función de fondo en vez de las clásicas bandas negras.
En otras ocasiones, podemos crear un grafismo atractivo que también nos sirva de fondo y de esta manera podremos minimizar la escala del vídeo para que la mala calidad y la compresión propia de este tipo de materiales no se aprecie tanto.
Ruidos de fondo
Grabas una voz en off o algún diálogo y cuando ya estás dispuesto a editar, de repente te das cuenta analizando los brutos de que se escucha un ruido de fondo constante durante todo la grabación en todas las tomas: aires acondicionados, electrodomésticos varios o ruidos de ambiente. Si la toma de sonido no se ha empezado a rodar justo en el momento en el que nuestros personajes empiezan a hablar y/o tenemos momentos con silencios, esto tiene fácil solución aunque nunca es recomendable, ya que perdemos cierta calidad.
Para eliminar este ruido constante de fondo, nos llevamos la toma por separado a un editor de audio y le aplicamos un efecto de reducción de ruido, los pasos son muy parecidos en los programas más conocidos: para aplicar el efecto, primero de todo, seleccionar alguna parte de la toma en la que solo se escuche ese ruido en concreto, para posteriormente aplicar esta reducción a toda la toma con los ajustes requeridos para que sea lo menos perceptible posible.
Sincronizar audio y vídeo sin claqueta.
Una de las principales funciones que cumple la claqueta es hacer más fácil al ayudante de montaje la sincronización de los clips de audio y vídeo, que se graban por separado.
En la mayoría de producciones, siempre queda entre todo el material en bruto algunas tomas en las que por todo tipo de circunstancias no se ha podido emplear la claqueta. Aunque esto nos puede llevar algún que otro dolor de cabeza, con un buen parte de cámara elaborado por la script no deberíamos tener muchos problemas para poder identificar a qué toma de sonido corresponde la de vídeo que queremos sincronizar.
La solución más fácil y efectiva para este problema es sustituir el “clack” de la claqueta por el fotograma exacto en el que alguno de los personajes comienze a hablar, identificándolo con una reproducción fotograma a fotograma con previsualización de audio y ayudándonos de la forma de onda.
“No debería haber dicho eso, luego lo cortáis”.
En formatos como entrevistas o reportajes para televisión, donde las declaraciones de los protagonistas no suelen estar guionizadas, es muy común que se nos presenten en una misma toma equivocaciones o fallos. Puede incluso que debamos eliminar alguna parte comprometedora. Si no tenemos otra opción y hay que recurrir a esa toma porque nos interesa el contenido habrá que hacer un corte que se note lo menos posible.
Lo más recomendable es emplear el contraplano del entrevistador como reacción para que el corte en imagen del entrevistado no se aprecie, incluso aunque no corresponda temporalmente puede resultar creíble. En caso de disponer únicamente del plano del entrevistado, intentar añadir un plano recurso que si es posible tenga relación de algún tipo con lo que se está diciendo.